MINIPENSAMIENTOS

 

Los argumentos de que existe Dios, ayudan a los creyentes a convencerse, pero no suelen convencer a los ateos a que se hagan creyentes.

 

Pero los ateos no tienen un solo argumento para probar que Dios no existe, sin tener razones.

 

Y se quedan tan satisfechos de su ciencia... irracional.

 

Decía aquel viejo profesor de la Universidad de Salamanca: “Yo sólo acepto lo que se demuestra científicamente. El día que me demuestren con pruebas científicas que Dios existe, lo aceptaré”. Y continuaron teniéndolo por sabio cuando había dicho una enorme tontería.

 

A saber: “Señor Dios, si usted me sale a la esquinita de la ciencia que es donde yo lo cito, usted existe. Si usted, Señor Dios no comparece en ese lugar, no existe”.

 

Y se quedó tan tranquilo diciendo un disparate.

 

Decían aquellos cristianos cada domingo en la Misa: “Creo en la Santa Iglesia”.

 

Y luego hablaban mal de ella. ¿Hablar mal de una a la que llamaron santa hace unas horas?

 

Y en el Catecismo decían: “La Santa Madre Iglesia”. ¿Hablar mal de su Madre?

 

El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. Y quieren corregir el modo de dirigirla. “Si yo mandase en la Iglesia, las cosas irían mejor”.

 

Me recordaron a Fray Gerundio de Capazas: “Como dice el Espíritu Santo, y en parte tienen razón...”

 

Antes en los aposentos tenía la gente cuadros de Santos. Eran los héroes que habían conseguido el triunfo del espíritu sobre el instinto.

 

Ahora ponen los músculos de Rambo, porque es el símbolo del triunfo del cuerpo sobre el espíritu.

 

Lo mismo, pero al revés.

 

Y sienten que protege su sueño, contra los fantasmas nocturnos, con la ostentación de sus músculos.

 

¡Ay San José, el de la vara florida!

 

 

                                                                   P. José Doménech

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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